lunes, septiembre 01, 2014

SERRANOS, CAMINO DE AMÉRICA




   Aunque nos parezca extraño, muchas fueron las personas del entorno de Atienza que a partir de la conquista de América decidieron iniciar nueva vida por aquél continente. Ya vimos con anterioridad en Atienza de los Juglares la forma en la que algunos atencinos, y de pueblos vecinos se prepararon para viajar a aquellas tierras, en esta ocasión seguiremos los pasos de algunos de nuestros vecinos de la comarca, entre ellos los de Pedro Lozano, natural de Campisábalos y perteneciente a una de esas ramas familiares que desde la Edad Media ha llegado prácticamente a nuestros días. Los Lozano.

   El expediente para el viaje, en unión de uno de sus criados, Pedro Alonso, natural de Cañamares, hijo de Pedro Alonso y Catalina de Ujados, se autorizó el 21 de junio de 1622. El destino era la Nueva España.

   Tenía Pedro Lozano, hijo de Francisco Lozano y Teresa de Alcolea, veintitrés años. Mediano de cuerpo, barbinegro, con un lunar en el carrillo izquierdo…

   Familiares tenía en Miedes, en donde se llevó a cabo la información testifical para probar que era persona de buenas costumbres y, por supuesto de familia con cierta hidalguía en antecedentes y apellidos.

   Ninguno de los dos, ni Pedro Lozano ni su criado eran casados, ni estaban entre las personas que tenían prohibido el viaje…

   El informe es extenso, e interesante:

   En la villa de Miedes, que es del Príncipe de Mélito, duque de Pastrana, en el obispado de Sigüenza y provincia de Guadalajara… El documento se dicta ante don Julián Recacha, alcalde ordinario de la dicha villa, siendo el escribano Pablo Trujillo Peñaranda.



   Declara nuestro Pedro ser, como ya dijimos, mozo soltero y por casar, de sangre limpia, y con buenos antecedentes familiares.

   Embarcó camino de Nueva España en Cádiz en el mes de octubre de aquel año de 1622, sin que de él se volviesen a tener noticias documentales.
   Baltasar Agunde, vecino de Tamajón, también llevó a cabo el largo viaje hacía el Nuevo Mundo, en este caso con destino a Perú en 1593, reclamado en aquella tierra por un tío suyo. Se le dio autorización para viajar con su esposa, Ana Moreno, también vecina de Tamajón, el 2 de abril de aquel año. Se les dio licencia para permanecer en aquel nuevo territorio por espacio de seis años.

   A Santo Domingo, en 1536, marchó Bernardino Ximénez, hijo de Bernardino Ximénez y Francisca Jiménez, vecino de Beleña de Sorbe. Y a Nueva España, concretamente a las minas de Ayuteco, donde encontró la muerte, viajó poco más adelante un vecino de Miedes de Atienza, Francisco de Rueda, hijo de Juan López de Rueda y de Catalina de Aguilera.

   Francisco de Rueda, quien falleció en 1551, llegó a hacer cierta fortuna en plata en aquellas minas, ya que se conserva su testamento, en el que hace diferentes legados a quienes le acompañaban en aquella nueva tierra, dejando lo remanente para su madre.

   Entre los bienes dejados, y que hicieron el camino desde Ayuteco hasta Miedes, un cofre de plancha de plata con varios marcos, de plata también; una capa negra sin guarnición; unas calzas negras nuevas; un espejo de los de la tierra; un jarro de los de palo de la tierra; un crucifijo de cobre; dos pares de zapatos de cuero; una vaina con dos cuchillos; once panes de jabón; un libro de doctrina cristiana; varias monturas de caballos; riendas, espuelas, cinchas… seis camisas de lienzo; dos espadas de esgrima; unas alforjas; un sombrero de fieltro; un caballo alazán; un esclavo llamado Tomás…

Tomás Gismera Velasco 
Atienza de los Juglares Septiembre 2014