jueves, octubre 30, 2014

ALFONSO VIII Y LEONOR DE PLANTAGENET. LA GLORIA Y LA MUERTE. 1214-2014




   Como la falta de frutos precisó al rey a que levantase el sitio de Baeza, volviéndose a Toledo, pasó desde allí a la ciudad de Burgos, donde parece se detuvo parte del verano de 1214, si como escribe el Arzobispo (Jiménez de Rada), fue a verle estando en ella, después de haber poblado la fortaleza del Milagro, a la que inmediatamente sitiaron los moros; y no pudiéndola ganar con varios asaltos, aunque dejando muertos y heridos a casi todos sus defensores, se volvieron a su tierra no menos lastimados; y trayendo a Toledo a los enfermos, envió nueva guarnición para asegurarla mejor. En que es preciso que gastase tiempo considerable, si no pasó de Calatrava a Toledo hasta el Domingo de Ramos que cayó aquel año el 28 de marzo. Con que es regular no pudiese haber emprendido aquella jornada hasta entrado el estio, a cuyo fin partio de Burgos a verse en Plasencia con el rey Alonso de Portugal.

   Esta Jornada infeliz para Castilla, por haber perdido en ella la vida su heroico príncipe la refiere así el Arzobispo.

   Habiendo cumplido 53 años en el reino el noble Rey Alfonso, llamó al Rey de Portugal su yerno para verse con él; y habiendo comenzado su camino dirigido a Plasencia, ultima ciudad de su dominio, empezó a enfermar gravemente en cierta aldea de Arévalo que se llama Gutierre Muñoz, donde últimamente agravado de una fiebre terminó la vida y sepultó consigo la gloria de Castilla, habiéndose antes confesado con el Arzobispo Rodrigo, y recibido el sumo sacramento del Viático, asistiéndole Tello, obispo de Palencia y Domingo de Plasencia.

   Esto escribe quien se hallaba al lado del rey cuando rindió aquel heroico espíritu que le hizo glorioso a su eterno Criador, sin advertir la circunstancia que se contiene en la Crónica general con las palabras siguientes:
Atienza de los Juglares

   Estando allí mal aquejado llegó el mal recado de que no quiere venir el rey de Portugal a las vistas de Plasencia más que viniese a medio de ambos los Reynos. E cuanto esto oyo el noble rey don Alfonso de Castiella, tuvose por desdeñado de Portugal e tomo grande saña, e tan grande ira que se ayuntó el pesar con la enfermedad e luego fue muerto.


   El día siguiente en presencia de Leonor dulcísima mujer suya, de la Reyna Berenguela su hija querida, de Alfonso y Fernando sus nietos, que aun se conservaban en la edad pueril restituyó a su Criador no lleno de días, sino de virtudes y honor, el bien aventurado espíritu que le había dado.

   Era el 6 de octubre de 1214.

   El mismo dia que pasó desta vida, puesto su cadáver en un decente ataúd, llegamos a Valladolid, desde allí concurrieron de todas partes del reyno a las exequias de tan gran funeral los Obispos, los Prelados, los Religiosos, los Seculares, los Caballeros, los Grandes los humildes y los mayores.
  
   Fue sepultado pues en el Monasterio junto a Burgos, por los obispos Rodrigo de Toledo, Tello de Palencia, Rodrigo de Sigüenza, Mendo de Osma, Giraldo de Segovia, y por otros religiosos, haciendo el gasto de las ostentosas exequias la Reyna Berenguela su hija, la cual concluyó aquella función lúgubre con tan intenso dolor que casi se extinguiera con los golpes y lágrimas que producía. Y así como adelantó el reyno en vida con sus virtudes, llenó en muerte a toda España, o por mejor decir, a todo el mundo de lágrimas. Fue pues sepultado en el sobredicho monasterio por los referidos prelados, donde no podrá borrar ni la envidia ni el olvido la memoria de sus alabanzas.

   Al día siguiente la comitiva mortuoria inició viaje de retorno al interior de Castilla, a Burgos, en féretro según se cuenta de madera prestado, pues no se encontró aparente para trasladar al Rey a su último reposo, siendo enterrado días después en el panteón de su monasterio de Las Huelgas Reales, donde permaneció la reyna durante varios días y a la que, probablemente acometida por las mismas fiebres que se llevaron al rey, al finalizar aquel mismo mes de octubre de 1214, la vino la muerte a visitar en las vísperas del día de todos los santos.

   Murió esta santa reina de edad de cuarenta y cinco años