ANTOLÍN GARCÍA LOZANO,
DE ATIENZA,
A LIBERAL OBISPO DE SALAMANCA
Tomás
Gismera Velasco
Todavía, en el último tercio del siglo
XVIII, Atienza era una de las villas principales de la vieja Castilla, lugar de
referencia en el comercio, la industria, y algunas cuantas cosas más que el
tiempo se encargó de ir arrinconando, o mejor dicho, dejando en el olvido.
Aquel enclave que la época medieval la hizo
alzarse, ya en el siglo XVIII, apartada de los caminos principales comenzaba a
dejarla a un lado, a pesar de que todavía mantenía el empaque que los siglos le
concedieron. Sus cercos de murallas roídas por el paso de las guerras, y las
torres de sus iglesias señalando que día hubo en el que la riqueza de sus
barrios, y de sus habitantes, se significaron de esa manera, alzando templos.