miércoles, marzo 25, 2015

AQUELLAS CABALLADAS



AQUELLAS CABALLADAS
Por Tomás Gismera Velasco


     La primera Caballada que me viene a la memoria, debía por ello contar con muy pocos años de edad, es la que sirvió el tío Ricardo de la Vega, en su casa de la calle Real, y barrio de San Gil. La segunda vez que servía el cargo, pues ya lo desempeñó en 1935. En esta ocasión de la que hago memoria lo hacía en sustitución del Priostre correspondiente, fallecido antes de servir la vara.

     Debía yo contar con la saludable edad de cinco o seis años. El tío Ricardo, como todos aquellos personajes que conocimos niños, era ya un hombre mayor en edad, aunque de menguada talla. El prototipo de hombre atencino, como aseveraba el historiador Layna Serrano.



TODO LO QUE QUIERAS CONOCER EN TORNO A LA CABALLADA LO TIENES AQUI, EN CRÓNICAS DE LA CABALLADA DE ATIENZA, PULSANDO AQUI




   Por eso decía antes que La Caballada es sentimiento, y mucho más cuando a la vuelta de la ermita, ante las peñas de la Bandera, nos descubrimos para rezar por aquellos que se nos fueron. Y todos los años se nos marcha alguien sentido.

   Pero La Caballada es, por encima de todas esas cosas, recuerdo, vivencia y sentimiento de tiempos de infancia, y luego mozos, que nos llevan a ser, y sentir pasión por lo nuestro. En este caso, la historia de Atienza.