EN TORNO A GONZALO RUIZ DE ATIENZA,
EL HOMBRE DEL REY
Tomás
Gismera Velasco
Entre las muchas grandes figuras que vieron
la luz en nuestra histórica villa de Atienza, una de ellas, y por las
circunstancias más representativas del siglo XIII, fue Gonzalo Ruiz de Atienza.
Gonzalo Ruiz y, por supuesto, sus hermanos.
No conocemos el nombre de todos, pero si al
menos el de uno de ellos que lo acompañó en alguna de sus aventuras y embajadas
y junto a nuestro Gonzalo estuvo entre otros lugares en el sitio de Sevilla y
obtuvo en la ciudad del Guadalquivir mercedes reales, se trató de Pero, o
Pedro, Ruiz de Atienza. Ambos hermanos están en el origen de que el apellido Atienza
se extendiese por Andalucía y se uniese a la antigua nobleza castellana.
Gonzalo Ruiz de Atienza debió de nacer, en
Atienza por supuesto, hacía el año 1230. Siendo hijo de otro Gonzalo Ruiz de
Atienza, a quien la historia sitúa como alcaide del castillo de Atienza en
torno a esos mismos años, citándose igualmente como “señor de la villa” en
otras relaciones.
Algunos historiadores sitúan el nombre de
nuestro ilustre paisano como maestre de la Orden de Calatrava mediado el siglo
XIII, pues como tal parece figurar en el documento fundacional de la villa de
Orduña, por Alfonso X el Sabio en 1256, aunque también pudiera tratarse de
Gonzalo Ruiz padre, en cualquier caso y oficialmente el maestre de Calatrava en
aquel año era Pedro Yáñez, por lo que pudiera tratarse de una representación.
Si bien en la historia de Orduña se nos cuenta:
El Rey Alfonso X al fundar la villa de
Orduña la separó del Señorío de Vizcaya uniéndola por segunda vez al reino de
Castilla. Poco debió de durar esta separación pues en la Crónica de Alfonso X
el Sabio, en su Capítulo 51 consta: Que el Rey Sabio vino después en que se
entregasen a don Lope los lugares de Orduña y Valmaseda, y así, en boca del
Maestre de Calatrava, don Gonzalo Ruiz de Atienza se dice lo siguiente: “Y que
pidan del heredamiento que es de Orduña y Valmaseda y que ellos otorgaron por
el Rey, que se lo dará a don Diego López de Haro y que fuera con el Imperio”.
Esta última frase se refiere sin duda a la ayuda que podría prestar el Señor de
Vizcaya en la consecución de la Corona del Sacro Imperio a la que aspiraba por
aquel entonces el Rey Alfonso X.
Descendiente de una de aquellas dinastías
que llegaron a Atienza en tiempos de la reconquista y se asentaron en la villa,
Gonzalo Ruiz de Atienza fue, durante mucho tiempo, una especie de “privado del
rey”, lo que vendría a ser en aquellos remotos tiempos como una especie de
primer ministro, pues como a tal nos lo pintan en algunas crónicas. Tomando
parte activa tanto en la corte de Alfonso X como en la de su sucesor, Sancho
IV, situándolo las crónicas de ambos reinados como un personaje de indudable
influencia, interés, fortuna y por supuesto responsabilidad en el reino.
Pudiendo ser, de entre sus papeles destacados, uno más, su actuación en la
conquista de Sevilla, llevada a cabo en 1248.
Hay cierta confusión sobre el papel que
Gonzalo Ruiz de Atienza tuvo en la conquista de Sevilla, pues según de qué
autores hagamos cuenta nos lo citarán como almotacén, almogávare, adalid, o
simplemente como un rico-home castellano, de la vieja nobleza surgida después
de la Reconquista, lo cierto es que, aun a pesar de recibir bienes en la recién
conquistada ciudad en menor cuantía de lo que lo hicieron otros caballeros, lo
recibido fue tan cuantioso como para hacer que su fortuna estuviese entre la de
los principales caballeros de Castilla.
En Elogios de los Conquistadores de Sevilla,
de Argote de Molina, escrito ya en el siglo XVI, el autor nos dice de nuestro paisano:
Es Don Gonzalo Ruiz de Atienza de quien se
hace muy particular memoria en la Crónica del Rey don Alonso el Sabio en el
Cpti. 23, 24, 26, 45, 46, 47, 48, 51, 52 y 53. Fue uno de los principales
caballeros de aquel tiempo y de quien el rey hizo mayores confianzas, fue por su
embajada al infante don Felipe y a los ricos homes del reino que estaban
desavenidos del rey en el reino de Granada, y así mismo por embajador al rey
moro y hizo al rey muchos y grandes servicios. Excelente caballero, dicen diera
(descendiera) de otro Gonzalo Ruiz de Atienza que se halló con el rey don
Sancho de Castilla tercero de este nombre, en las vistas que tuvo con el conde
Ramón Berenguer príncipe de Aragón en Navarra…
En el reparto de Sevilla recibió junto a la
puerta de Goles setenta aranzadas de olivar, siete de viñas y siete yugadas de
heredad en Alcalá del Río, de lo que parece no llegó a posesionarse en toda su
parte, recibiendo más tarde, y de manos del rey un nuevo donadío en Huevar de
setenta aranzadas de viñas a cambio de las siete anteriores, con otras setenta
de olivar y otras tantas de viñas a la entrada de Sevilla.
Continuó nuestro Gonzalo por aquellas
tierras, y recibió, tras la conquista de Alcalá de Guadaira otras cinco
aranzadas de viñas y seis yugadas de pan al norte de Triana. E igualmente es
conocido que tuvo sus casas en la colación del Salvador, probablemente con
extensa huerta, aunque lo de la huerta quede en el aire, teniendo por vecino al
caballero Pedro Pérez de Medina.
Era ya poseedor de grandes espacios de
tierra en el reino de Aragón, donde tuvo uno de sus principales señoríos, que
extendería por tierras de Cuenca, de Burgos y, ante todo, de Andalucía. Sin
dejar a un lado a la actual provincia de Albacete, siendo señor en Jorquera,
así como en Boniches. Una de sus hijas, Aldonza Ruiz de Atienza, casada con
Juan Ruiz de la Bastida, heredó las tierras aragonesas, dejando en Aragón el
apellido Atienza.
Nos dicen las crónicas que prestaría en el
futuro grandes servicios al rey, lo que efectivamente sucedió. En 1263 formó
parte del grupo de compromisarios castellanos que habría de negociar con los
aragoneses las fijación de los límites de ambos reinos, y todavía la historia
le reservaba un nuevo y más importante papel que llevó a cabo en 1272, cuando
su figura se destaca definitivamente, nos cuenta Alfonso del Pozo y Barajas
desde la Universidad de Sevilla, con motivo de la rebelión de los ricos-homes
castellanos que encabezara don Nuño González de Lara: desde mediados de agosto
de ese año hasta el verano siguiente, Gonzalo Ruiz de Atienza actúa como
mandadero del rey ante los nobles desnaturados, a los que seguirá una y otra
vez en su furioso vagar. Su asistencia a la entrevista de Atienza, a la funesta
de Sabiote, a las negociaciones de Granada y Porcuna hicieron de él un fugaz
testigo, a la vez que protagonista de la historia.
Sin duda continuaremos hablando de don
Gonzalo Ruiz de Atienza en próximos números de la revista, sirvo esto de
adelanto sobre una figura histórica de la que en la comarca apenas se tiene
memoria, pero que en tiempo pasado llegó a ser protagonista de una novela de
carácter histórico a la moda del siglo XIX, “Las amarguras de un rey”, de la
que fue autor, en 1846, el alicantino Nicasio Camilo Jover.