martes, marzo 24, 2015

GASPAR DE LA CRUZ MARTÍN



GASPAR DE LA CRUZ MARTÍN

   Cuentan las crónicas que Gaspar de la Cruz Martín nació en Ujados el 6 de enero de 1867 en el seno de una familia de agricultores. No está comprobado, pero debió de ser el segundo o tercer hijo de un matrimonio que tuvo al menos siete, tres varones y cuatro hembras. De los varones, Gaspar y Miguel marcharían a Madrid, siendo protagonistas de nuestro artículo; el tercero, Domingo, quedaría en Ujados a cargo de las propiedades familiares, llegando a ser a finales del siglo XIX y comienzos del XX, por algunos periodos, Alcalde de la localidad y posteriormente Juez Municipal.

   El padre, dedicado a la ganadería y la agricultura no tuvo más remedio que emplear a los hijos en el oficio, así desde la temprana edad de diez años Gaspar de la Cruz comenzó a ejercer de pastor en los rebaños del padre, y a demostrar su afición por la escultura entreteniendo sus ocios con el trabajo de la madera, ejecutando con la navaja pequeños trabajos a modo de esculturas que llamaron la atención de la entonces maestra del pueblo, así como del párroco, D. Fernando Torrubiano.


   No sabemos exactamente cómo, sin embargo cuenta su escueta biografía, aparecida en el semanario Renovación,  que se trasladó a Madrid para perfeccionar su inclinación dando sus primeros pasos con un escultor llamado Subirat  y  que  fallecido  este  tuvo  que  trabajar  para  poder  vivir  hasta que  por  mediación   de su paisano de Atienza, el diputado provincial D. Antonio Cabellos, fue pensionado por la Diputación de Guadalajara.

   Se trató del escultor Ramón Subirat Codorniu, quien trabajó en Madrid y en Madrid falleció en 1890, y de quien aprendió la técnica escultórica de la modelación del barro, la madera y sobre todo la piedra.

   No nos queda la menor duda de que como se reconoce en las distintas actas de la Diputación provincial de Guadalajara, al ser pensionado por esta para la ampliación de sus estudios en Madrid, fue el diputado atencino Antonio Cabellos Asenjo quien intercedió por él y lo apadrinó, tanto ante la Diputación provincial, como facilitando su desplazamiento a Madrid, gesto en el que igualmente colaboró el párroco de la localidad, D. Fernando Torrubiano.

   Por mediación de Cabellos Asenjo la Diputación provincial le facilitó una pensión que se inició en 1887, con una asignación diaria de 3,50 pesetas, lo que hacía un total de 1.281 pesetas anuales a fin de costearle los estudios en la escuela de Escultura.

   Con esta ayuda se dedicó a estudiar, ingresando en la escuela de Pintura, Escultura y Grabado, en la que hizo tales progresos que se llevó todos los premios y medallas concedidas; suprimida la pensión por disposición ministerial siguió estudiando y haciendo trabajos de gran importancia, tales como una Virgen de la Asunción para la iglesia de Torrelavega que es admirada por los inteligentes, a juicio del mismo semanario que esbozó su mediana biografía. Después fue nombrado escultor de la Facultad de Medicina de la Central.

   Se dice que no quiso concurrir a oposiciones, y que parte de su obra pasó a otros artistas, para los que trabajó por necesidades familiares, cediendo a otros glorias y trabajos

   Murió en Madrid, cuando su nombre comenzaba a ser de referencia entre los escultores de los inicios del siglo XX, el 21 de mayo de 1909, después de dejar a su hermano Miguel en el camino del éxito iniciado por él.