martes, marzo 24, 2015

ISABEL MUÑOZ CARAVACA Y LOS DERECHOS DE LA MUJER



ISABEL MUÑOZ CARAVACA Y LOS DERECHOS DE LA MUJER

   Isabel Muñoz Caravaca se declara abiertamente feminista en un tiempo en el que el feminismo, tal y como hoy lo conocemos, tiene otro significado, puesto que en los años en los que doña Isabel se muestra como tal, las mujeres apenas tienen derechos en la sociedad:  “Si, soy feminista, estoy en mi derecho”.

   En el artículo que titula “Mi cuarto a espadas”, da su definición sobre su feminismo: “Las feministas aspiran a la igualdad de todos ante la ley y en la familia, y quieren para nosotras y para vosotros todo el respeto, todas las consideraciones que individualmente merecemos y merecéis; las no feministas se entretienen, acertada o desacertadamente, en formar para ellas una moda, es decir unas costumbres, unas tendencias, en fin, femeninas”.

   Se opondrá a algunas ideas de Carmen de Burgos, Colombine, antes de que esta se manifiesta abiertamente por los derechos de la mujer, y la criticará en varios artículos cuando Carmen de Burgos, residente en Guadalajara en el primer decenio del siglo XX, trate de aconsejar a las mujeres sobre algunos detalles de la vida, o ciertas supersticiones heredadas a través de los tiempos.

   Una de sus mayores cruzadas será a favor del voto de la mujer:
   “Las mujeres son, moral e intelectualmente, iguales a los hombres; tienen derechos, los mismos que los hombres; si estos votan, aquellas deben votar, cuando estos sean legalmente aptos y elegibles para desempeñar cargos, aquellas deben serlo también. La mujer debe votar y admitir votos, pero esto en la plenitud de derechos, civiles y políticos, sin depender de nadie; es decir es un estado de equilibrio social más lógico y más equitativo que este que tenemos, y no se asuste nadie, esto, lo actual, es lo injusto y lo falso”.

   Ella no llegará a conocer los derechos adquiridos por la mujer, pero aquello, como tantas otras cosas, formará parte de sus sueños:
   “Día llegará, pese a quien pese, en que la vida social, política, administrativa, literaria, estén a la par, en manos de hombres y mujeres. Entonces el ambiente, él solo, se moralizará. No quiero decir que las mujeres aporten nuevas virtudes, pero si cualidades, hoy negativas, positivas y creativas mañana. Las mujeres son seres morales como los hombres; intelectuales como los hombres, y por lo más o por lo menos, valen lo mismo que los hombres”.