MIGUEL DE LA CRUZ MARTÍN
Hermano de Gaspar, nació igualmente en
Ujados el 9 de julio de 1872. Dedicándose como su hermano a los trabajos del
campo. Llegó a los diecisiete años sin saber leer ni escribir, pagando su
hermano los estudios de primera enseñanza.
A los diecinueve años, llamado por su
hermano Gaspar, se trasladó a Madrid despertándosele la inclinación a las artes
y recibiendo en los cinco años que permaneció en compañía Gaspar enseñanzas que
tan útiles le fueron en el transcurso de su carrera. Muerto Gaspar, obtuvo por
unanimidad la plaza que aquel dejó vacante en la Facultad de Medicina,
ocupándola de forma interina desde el mes de mayo en que Gaspar falleció, hasta
el de diciembre, en que fue nombrado titular, con una asignación de 2.000
pesetas anuales.
En posesión de un pequeño sueldo se dedicó
con todo entusiasmo a la escultura, haciendo obras para varias exposiciones,
siendo premiado en el salón de otoño de 1924 con el premio de Socio de Honor de
la Asociación de Pintores y Escultores; en la Nacional de 1925 obtuvo tercera
medalla con una estatua tallada en madera que se conserva en el museo de Arte
Moderno.
Miguel continuó la técnica de su hermano,
presentando a la exposición Nacional de bellas Artes de 1924 una talla de mujer
en madera que fue considerada como de lo mejor de la muestra, aunque no
obtuviese mención alguna. De su obra escribió la crítica: “Miguel de la Cruz
Martín, en su grupo “Arrepentidos”, triunfa de no pocas dificultades y cimenta
firmemente su fama artística en forma tal que le hace digno de una recompensa,
porque su obra es superior a cuanto lleva hecho y a mucho de lo que se expone
en este certamen”.
En la exposición de 1932 volvería a
presentar nuevas obras: “Orante”, un busto en escayola; y “Busto de D.
Alejandro Lerroux”. Tampoco fueron merecedoras de premio, si bien la crítica
nuevamente volvía a ensalzar su obra como la de un artista plenamente
consagrado: está como siempre a la altura de su prestigio, sólida y
honradamente conquistado a fuerza de trabajo y de talento.
Compaginaba entonces sus trabajos de
escultura con otros compromisos, como el de profesor de dibujo en las Escuelas
Aguirre de Madrid, clases diarias de siete a ocho de la noche.
Por entonces ya solía acompañarse de su
hijo, Antonio de la Cruz Collado, compartiendo protagonismo en las
exposiciones, y destacando como un artista en auge, ante todo desde que en 1931
obtuviese una tercera medalla por su trabajo titulado “Adán y Eva”, en la
ocasión su padre presentaba la escultura “Entre mar y tierra”, que pasó
desapercibida para el jurado, aunque no para la crítica quien, como en otras
ocasiones, alabó su obra y en esta vez también la formación de su hijo: bien
orgulloso puede estar por su hijo y por su obra, que es un positivo acierto.
Atienza
de los Juglares
Con anterioridad a que su nombre destacase,
la prensa ya se había ocupado de él:
Es un escultor joven, lleno de ilusiones y
muy trabajador, que ha estado preparando en su estudio de la Facultad de
Medicina de San Carlos, con gran fe y cariño las obras que destina a la
exposición Nacional de Bellas Artes. Comenzó sus estudios este artista en la
Escuela de Artes y Oficios de Madrid, y su primera obra notable fue aquella que
en la última exposición (1916), figuraba en el Palacio de Cristal del Retiro en
la sección de escultura con el título de “El grisú”.
Representaba a un obrero muerto sobre una
carretilla, y era tal la fidelidad de la obra que muchos creían haber sido
confeccionada con vaciados hechos del natural. Cruz Martín entonces se decidió
a hacer sus obras o más grandes o más pequeñas que el natural, regalando “El
grisú” a la Casa del Pueblo en cuya asociación se conserva.
Entre las obras por él ejecutadas se
encuentran la lápida de Montero Ríos para Santiago de Galicia, por encargo del
Centro Gallego de Madrid; la de de Pascual Veiga, autor de la Alborada, en la
misma población; la de Sol y Ortega en Reus, y la del monumento a Lucas Aguirre
en las escuelas de su nombre, por iniciativa del Ayuntamiento de Madrid.
En la iglesia de Ujados se venera un hermoso
Corazón de Jesús, prueba de cariño al pueblo que lo vio nacer.
Murió en San Clemente, provincia de Cuenca,
el 8 de junio de 1937. Fue, como queda dicho, padre del también escultor
Antonio Cruz Collado, nacido en Madrid el 17 de marzo de 1905 y fallecido en
Pozuelo de Alarcón el 9 de agosto de 1962.