sábado, julio 25, 2015

CALLES DE ATIENZA: LA CALLE NUEVA



CALLES DE ATIENZA:
LA CALLE NUEVA


De: Atienza peña muy fuort

  Surge la calle Nueva, con toda probabilidad, en el siglo XIV, tras las sucesivas ampliaciones de los arrabales, que hacen amurallar el último recinto, en el que se encuentra.

   Hablamos de la actual calle Real, o calle Mayor, que partiendo de la primitivamente llamada Plazuela de la Reina, en el arrabal de la puerta de San Juan, enlazaba con la puerta de Antequera, también denominada de los arrabales de San Gil.

   Surge como calle Mayor o Real en esa ampliación, al darse el nombre de calle del Aguila a la actual de Layna Serrano, entonces calle Mayor.

   Antonio López Gómez, en su Geografía Urbana de Atienza, nos la describe:

   La calle Real enlaza la Plaza Mayor con la puerta del Hospital (derribada), en línea quebrada, para descender contorneando el cerro, con lo cual la pendiente no es muy acentuada. El primer tramo aún posee (estamos en 1966) alguna casa alta del siglo XV, de mampostería, puerta en arco y ventanas conopiales o rebajadas y alfiz con bolas. Hacía abajo la calle se ruraliza cada vez más, con casas de tosca mampostería y dinteles de madera; frecuentemente la planta superior de adobe entramado y en saliente. Destaca del conjunto la iglesia de San Gil, que ha sido depósito del Servicio del Trigo, con fina portada plateresca y ábside románico. Fuera de la muralla, pero inmediata, se halla el cuadrado hospital de Santa Ana, del siglo XVIII, y el esbeltísimo ábside de San Francisco, junto a la fábrica de harinas.




   El barrio de San Gil, al cual sirve de eje la calle Real, es hoy el más extenso de la villa. Comprendido entre las dos murallas, sus callejas transversas son tortuosas y empinadas, divergen de los portillos, cruzándose en una red irregular (las llamadas Callejuelas de San Gil); el acento campesino es muy fuerte, abundan las casas bajas y más rústicas, pero a veces hay notable contraste entre el piso bajo, de sillería bien aparejada, con portada en arco, y el superior entramado, y se explica por una reconstrucción con pocos medios, quizá después del incendio de 1811. En el Arco de la Virgen se utiliza la muralla como pared posterior de las casas, y también a lo largo del segundo circuito, junto a la carretera; pero más curioso es el aprovechar como fachada, en el arco citado, el muro mismo calado con ventanas y balcones.

   En las callejuelas solo algunas casonas con severo aspecto, con tejado a tres o cuatro aguas y ciertos detalles en las puertas en arco y las ventanas, son recuerdo de un pretérito mejor, aunque este barrio fue siempre más modesto que el resto.

   A pesar de ello, fue la calle eje comercial durante algún tiempo, ya que en la misma plaza de San Gil se celebraron reuniones mercantiles. Plaza cortada en dos sectores bien diferenciados, la llamada Plazuela de San Gil, abierta ante la iglesia y en el entorno de la fuente, levantada mediado el siglo XIX, y la parte alta de la misma, denominada Plazuela de Palacio, sin duda por encontrarse edificada en ella, al menos hasta la invasión francesa, alguna casa de significativo abolengo, como lo prueba el hecho de haberse descubierto recientemente parte de unas bodegas que pudieron pertenecer al mismo.

   Tuvo la calle, en este primer tramo que media entre la puerta de San Gil y su plaza algunos comercios, y mediado el tramo se levantó la llamada Posada de San Gil, junto a uno de los hornos de pan con los que contó la villa.

   Ninguna reseña especial, en cuanto a urbanismo, salvo el reseñado, se encuentra en el segundo tramo, entre la plaza de San Gil y la llamada Fuente del tío Vitoriano, de la segunda mitad del siglo XIX, a excepción de la significativa casa curato de San Gil.

   En cuanto al tercer tramo, entre la citada fuente y la plaza Mayor cambia nuevamente el urbanismo, como señaló López Gómez, encontrándonos con edificaciones más antiguas, señoriales y de mayor amplitud. En una de ellas se situó, en la segunda mitad del siglo XIX, el cuartel de la Guardia civil.

   Fue, desde los inicios del siglo XX en que se urbanizó la entrada por la puerta de San Gil, la principal entrada a la villa, a la que anteriormente se accedía a través de la Puerta de la Guerra.