miércoles, octubre 26, 2016

LOS BANDOLEROS DEL CAMINO DE YELA





FACCIOSOS, SALTEADORES Y BANDOLEROS EN TIERRAS DE ATIENZA Y GUADALAJARA.
Los bandoleros del camino de Yela




   La noticia de lo sucedido en el camino de Yela, proximidades de esta localidad alcarreña, en días cercanos a las ferias de Brihuega la encontramos en los Boletines Oficiales de la Provincia de Guadalajara.

   No eran pocos los salteadores de caminos que aprovechaban la ocasión de que al acercarse los visitantes a cualquier punto importante en el que se celebraban días de mercado, o como en este caso, de feria, se emboscaban para desvalijar a los desprevenidos que iban o volvían de ellas.

   El caso que a continuación relatamos puede que sea algo único; pero mejor que contarlo nosotros, dejamos que lo hagan las crónicas de su tiempo, con su redacción, léxico, impresiones…


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   Nadie ignora que hace mes y medio que una cuadrilla compuesta de 14 ladrones apostados en el camino que conduce desde Brihuega y Torija a Sigüenza, y cerca de una paridera del término de Yela, sorprendieron simultáneamente hasta 113 personas de ambos sexos y de todas las edades, que regresaban del mercado de Brihuega; que allí permanecieron la mayor parte del día hasta que pudo fugarse uno a quien persiguieron, y habiendo dado la alarma en Yela, a hora en que el pueblo reunido en la iglesia rezaba el rosario, consiguió que saliesen en masa con garrotes la mayor parte de los vecinos, con lo que se ahuyentaron los ladrones librando a los infelices, de los que algunos de ellos, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde habían estado atados, sin comer, sedientos y casi desnudos, por habérseles despojado no sólo de cuanto llevaban, sino también de sus caballerías.










   Es indudable que si Yela no hubiese temido las resultas que otros pueblos han experimentado por haber capturado ladrones, los hubieran perseguido y quizá cogido alguno de ellos; y según todas las apariencias la misma cuadrilla, reforzada con dos individuos más, no se hubiera presentado el miércoles 3 del corriente en el monte de Guadalajara y sitio que llaman del Sotillo. Sin embargo de que dicen que solo se vieron seis ladrones, los cuatro montados que fueron los que en la casa del Cohete robaron a un vecino de Tendilla cuatro mil reales que llevaba en dinero y el caballo, que inmediatamente montó uno de los que iban a pie y persiguieron al guarda-bosque que les hizo fuego.

   Con esta noticia el bizarro teniente de voluntarios realistas D. Salvador Trujillo se dirigió dicho miércoles a mediodía con una partida compuesta de ocho hombres al punto donde se habían visto los ladrones; pero por desgracia aunque recorrieron en todas direcciones el monte y pasaron en él la noche, tuvieron la desgracia de no hallarlos y regresaron a la ciudad sin haberlos visto. Igual salida hizo el resguardo montado, pero no fue más feliz que los beneméritos realistas.

   Según el traje de todos los ladrones que se vieron, hay fundados motivos para sospechar que se refugian en las inmediaciones de la corte.

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   Días después el propio Boletín hubo de hacer algunas rectificaciones en torno a lo contado en la primera ocasión, si bien el resultado venía a ser el mismo:

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   Al dar cuenta en nuestro número anterior tanto del robo ocurrido en la cañada de Yela como de haberse visto otros ladrones en el Cohete, término de esta ciudad, padecimos algunas equivocaciones, que nos apresuramos a rectificar, con tanto más placer, cuanto que el caballero comandante de armas de esta ciudad y subdelegado principal de policía de la provincia ha tenido la complacencia de darnos los datos oficiales que nos faltaban.

   El 26 de mayo último hallándose los vecinos de Yela en la iglesia, otro de Almadrones se presentó dando cuenta de un robo que se acababa de hacer junto a la cañada e inmediato al camino de Brihuega; con este acontecimiento salieron presurosos hacía el paraje designado, donde encontraron atados diferentes pasajeros, y que no pudieron saber la dirección que habían tomado los ladrones, efecto de la fragosidad del terreno.

   Posteriormente en 3 del actual, uno de los guardas de monte de esta ciudad, al acercarse a la casa arruinada del mismo divisó venir hacía él unos hombres armados que le parecieron sospechosos; en su consecuencia echó a huir, y habiéndole seguido uno a caballo alguna distancia mandándole con amenazas que se detuviese, se penetró eran forajidos. El Sr. Subdelegado principal de policía con este aviso adoptó la medida de noticiar el suceso a los encargados del ramo de Chiloeches, Pozo de Guadalajara, Pioz, Valdarachas, Aranzueque, Yeves, Horche, Lupiana e Iriépal, pueblos circunferentes a aquel sitio, con prevención de que recorriesen sus distritos respectivos por si se podía lograr la captura de los malvados; más en concepto de comandante militar de la provincia no se detuvo en mandar saliese al instante una partida de voluntarios realistas al cargo del teniente de los mismos D. Salvador Trujillo, asociándose igualmente el resguardo montado por disposición del Sr. Intendente interino de rentas, en virtud de aviso que le comunicó el Sr. Corregidor interino; no pudo esta fuerza dar con ellos, porque conociendo sin duda que la fuga del guarda habría de descubrirlos, huyeron aceleradamente y fueron a situarse aquella tarde en el barranco de las Oyas y cuesta titulada del pozo, como era de inferir; allí sorprendieron a varios pasajeros que no pudieron ser favorecidos hasta puesto el sol,  porque las órdenes del Sr. Subdelegado principal llegaron bastante tarde a causa de las distancias; sin embargo los jueces del Pozo y Valdarachas realizaron el reconocimiento; y de sus resultas encontraron a los robados en el citado punto conviniendo todos en que no pasaban los forajidos de cuatro a cinco montados en caballos, armados con trabucos de pequeña marca, y que estaban vestidos a estilo de tierra de Alcalá con calzón corto, abierto hasta medio muslo y sombreros tendidos de caperucho, siendo de baja estatura a excepción de uno algo más alto en quien notaron estaba gafo de algunos dedos en una mano.




 











   El encargado de policía de Valdarachas, que recibió la orden a las tres y media de la tarde, determinó salir sin demora con los voluntarios realistas; pero con motivo de las faenas de la siega, solo pudo reunir uno de estos y cuatro paisanos armados, después de dos horas; le  acompañó el subdelegado de esta arma  D. Juan de Mata García  y todos cumplieron exactamente su encargo, porque viendo que no hallaban el más leve vestigio de los  criminales, a pesar de la escrupulosidad con que inspeccionaron los sitios y barrancos que se encuentran hasta el término de esta ciudad; distante una legua, infirieron que estos ya se habían fugado de aquellos alrededores, pasando a apostarse en otro punto que les asegurase las presas que habían desgraciado en el primero; así es que se dirigió el Juez con los seis al camino Real de Madrid que conduce a Sacedón y Trillo, hacía el barranco expresado de las Oyas y cuesta del Pozo; entretanto que retrocedieron esta legua, y cerca de media más que hay al mencionado paraje, era puesto el sol; antes de acercarse al sitio del robo dispararon los de Valdarachas dos tiros, por si lograban verlos salir de alguna guarida, más habiéndoles oído según relación de los robados, cargaron apresuradamente una caballería de efectos y desaparecieron, sin que estos se atreviesen a mirar la dirección que habían tomado por el miedo que les infundieron sus crueles amenazas, en cuyo intermedio sobrevino  la noche, y favorecidos de la escabrosidad, no les fue posible descubrir las huellas por donde los malhechores se ausentaron; siendo de advertir que si la fuerza que salió de esta ciudad se hubiese dirigido a los confines del término de la misma, no queda duda se habría encontrado con los de Valdarachas y hubieran capturado a los ladrones, o por lo menos recobrado parte de los efectos depredados.

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Sucedió entre los meses de junio y julio de 1833. Nada volvió a saberse de aquellos. También es cierto de que no se conocen más asaltos similares.


Juan Luis López  Alonso
Tomás Gismera Velasco
Atienza de los Juglares/Septiembre 2016

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